Estudio nacional revela los obstáculos en la recuperación de los niños después ser hospitalizados por COVID-19

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BALTIMORE, 26 de febrero de 2024. Nuevas investigaciones muestran lo difícil que es la recuperación de los niños hospitalizados por COVID-26. Los datos más novedosos de un estudio multicéntrico nacional muestran que hasta un tercio de los niños no se recuperaron completamente y experimentaron síntomas persistentes entre 1 y 2 años después de salir del hospital.

En la investigación, publicada en Frontiers in Pediatrics, se descubrió que el 30% de los padres (23 de 79) informaron que su hijo no se había recuperado del COVID-19 o del síndrome inflamatorio multisistémico en niños (MIS-C), una complicación poco frecuente pero grave que puede producirse tras el COVID-19. Los niños que no se habían recuperado tenían más probabilidades de presentar síntomas nuevos o persistentes tras el alta hospitalaria. La mayoría (87%) de estos niños presentaban síntomas neurológicos, en particular cefalea (60.9%) y debilidad (47.8%).  

La Dra. Beth Slomine, codirectora de Brain Injury Clinical Research Center de Kennedy Krieger, vicepresidenta adjunta de Psicología y una de las autoras de este estudio, hace hincapié en que estas cifras demuestran el impacto duradero que el COVID-19 tiene en algunos niños.

"Las cifras son sorprendentes y lo dicen todo", afirma la Dra. Slomine. "Nuestros hallazgos evidencian la urgente necesidad de mejorar los sistemas de vigilancia y las estrategias de atención para abordar los efectos a largo plazo que la pandemia tuvo en la salud pediátrica".

Otros descubrimientos clave son:

  • De los niños del grupo no recuperado, el 40% tuvo al menos una nueva visita a urgencias y el 24% reingresó en el hospital.
  • Los niños del grupo no recuperado presentaban mayores signos de inflamación en el momento del ingreso hospitalario, en comparación con los que no se habían recuperado.
  • Los niños considerados recuperados por sus padres presentaban menos síntomas y una mejor calidad de vida relacionada con la salud que los declarados no recuperados.

Según los datos de la encuesta multicéntrica, los niños que no se recuperaron también se enfrentaron a un mayor estrés social relacionado con la pandemia.

"En la encuesta, algunas familias informaron cambios en las rutinas, dificultades para acceder a tratamientos de salud mental y cambios en el acceso a los alimentos", comenta la Dra. Slomine. "Se necesita investigar más para comprender de mejor manera la relación entre el estrés social relacionado con la pandemia y los síntomas prolongados".

Doce centros médicos estadounidenses participaron en este estudio. La investigación forma parte del Estudio del Consorcio Global de Disfunción Neurológica en COVID-19. Esta asociación mundial de investigación se puso en marcha en abril de 2020 para estudiar la frecuencia con que se producen problemas neurológicos en los pacientes una vez que reciben el alta hospitalaria.

La Dra. Ericka Fink, profesora de Medicina de Cuidados Críticos de la Universidad de Pittsburgh y pediatra de cuidados críticos del Hospital Infantil UPMC de Pittsburgh, y autora principal del estudio, afirma que el siguiente paso es profundizar en el conocimiento de los marcadores de inflamación y otros factores que podrían ayudar a predecir qué pacientes corren el riesgo de sufrir síntomas continuos.

"Nuestros hallazgos son un paso importante para comprender por qué algunos niños no se recuperan por completo del COVID-19", afirmó la Dra. Fink. "En el futuro, quizá podamos desarrollar una sencilla prueba de detección para identificar qué niños están en riesgo y pueden necesitar atención prolongada y multidisciplinar u ofrecer intervenciones específicas para acelerar la recuperación".

Muchos de los centros implicados en el estudio han puesto en marcha iniciativas para educar al público sobre los riesgos del COVID-19. En Kennedy Krieger, nos centramos específicamente en abordar las repercusiones del COVID pediátrico prolongado. La mayoría de los niños diagnosticados de COVID-19 y COVID prolongado sufren infecciones agudas leves que no justifican la hospitalización, y sus déficits suelen ser más sutiles. La Dra. Slomine destaca la importancia de que las familias conozcan los riesgos asociados al COVID-19, lo que les permitirá tomar decisiones conscientes y estar preparadas para afrontar posibles desafíos.

"A medida que seguimos aprendiendo sobre el COVID-19, la educación y la concientización siguen siendo prioritarias en Kennedy Krieger y en todo el mundo", afirma la Dra. Slomine. "Esfuerzos de colaboración como este son fundamentales para orientar nuestra investigación y garantizar la mejor atención posible a los niños afectados por el virus".

 

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Acerca de Kennedy Krieger Institute: 
Kennedy Krieger Institute, una organización sin fines de lucro reconocida internacionalmente que se encuentra en el área metropolitana de Baltimore-Washington, D.C., transforma la vida de más de 27,000 personas por año con terapias de bienestar, salud del comportamiento y servicios médicos para pacientes hospitalizados y ambulatorios; servicios comunitarios y en el hogar; programas en escuelas; capacitación y educación para profesionales, y defensa. Kennedy Krieger ofrece una gran variedad de servicios para niños, adolescentes y adultos con enfermedades, trastornos y lesiones que afectan el sistema nervioso, con diferentes niveles de gravedad. El Instituto reúne a un equipo de investigadores que contribuyen a la comprensión de cómo se desarrollan los trastornos y que, además, son pioneros en nuevas intervenciones y métodos de diagnóstico temprano, prevención y tratamiento. Visite KennedyKrieger.org para obtener más información acerca de Kennedy Krieger.   

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